En el frontal nos encontramos una pantalla IPS de 6,5 pulgadas que, pese a ser protagonista de hasta un 88% del frontal, se ve ligeramente menguada por un bisel inferior considerable y por la cámara selfie integrada en la parte superior en formato de gota. Quedan por conocer algunos detalles, aunque se sabe que tiene una resolución HD+ y una tasa de refresco de 60 Hz (no confundir con los 120 Hz de muestreo táctil).
Más misterios entraña el procesador de 8 núcleos. Y es que Realme no ha comentado qué modelo de procesador exactamente es, aunque se intuye que podría ser un Unisoc. De hecho, observando sus capacidades de CPU y GPU, no extrañaría que fuese el Unisoc T612 que ya lleva el Realme C30. A esto se le suma una configuración de 2, 3 o 4 GB de RAM (aunque solo se vende en 2 y 4 GB). También un almacenamiento de 32 o 64 GB ampliable con tarjeta microSD de hasta 1 TB.
Una de cal y otra de arena con la batería. Ofrece una capacidad de 5.000 mAh que bien podría servir para aguantar toda una jornada de uso e incluso más. Sin embargo, suspende al no ofrecer carga rápida debido a que tiene un puerto Micro USB que lo complica y hace que su potencia de carga máxima sea de tan solo 10 W.
También es discreto en cámaras con una lente de 5 megapíxeles para la frontal y con una única cámara trasera de 8 megapíxeles. Como elementos destacados está la posibilidad de grabar vídeo con la trasera de hasta 1.080p a 30 fotogramas por segundo.